PRIMA NON DATUR ET ULTIMA DISPENSATUR!

Así comencé diciendo en mi primer día en la enseñanza: "La primera no se da y la última se dispensa".Es una máxima latina del ámbito escolar que expresa el deseo de que se perdonen la primera y la última clase del curso y que muchos profesores de clásicas utilizamos.Y así voy a acabar este curso escribiendo en este blog sobre el balance de este año.

Llegué al centro como un "ἀστήρ",o lo que es lo mismo,como una estrella u objeto errante y sigo mi camino en busca del lugar donde establecer mis preceptos.Pero qué importa vagar de un lado a otro si te sirve para nutrirte como persona y como profesional.Tal vez, sea una virtud,el poder aprovechar al máximo ,sin miedo a nada , la cultura del lugar donde permaneces durante un tiempo.

Creo que no he podido demostrar en muchas ocasiones lo que soy, pero sé que la buena voluntad de todas las personas que he conocido este año se ha quedado con lo mejor de mí y eso me es más que suficiente.

Puede que no haya ayudado mucho a la difusión del latín, el griego y la cultura clásica por no ser una profesora auténtica de latín al uso, aunque creo que mi ímpetu por tratar lo anecdótico y lo particular ha quedado en muchos corazones inquietos.

Tal vez en algunas ocasiones he olvidado hacer uso del "decorum",es decir,la templanza, la moderación y la justa medida,dando rienda a mis sentimientos exaltados y exaltantes.Creo que ahí estaba la clave para ser un buen profesor.Así decía Cicerón: "Por eso los que educan e instruyen a otros deben tener muy en cuenta el género al cual más se inclina la naturaleza de cada cual.Vemos que de una misma escuela de escelentes artífices y maestros han salido discípulos nada semejantes entre sí,pero todos ilustres,porque el maestro supo acomodar su enseñanza al genio de cada uno.De esto es grande ejemplo (omitiendo otras artes) lo que decía Isócrates,singular maestro: "que usaba de espuelas con Eforo,y de freno con Teopompo",porque el uno reprimía el excesivo lujo y audacia de dicción ,mientras que tenía que alentar la timidez y modestia del otro.Y no los hizo semejantes, pero tanto añadió al uno y limó al otro,que los conformó en cuanto la índole peculiar de cada uno consentía." (De oratore III).

De lo que sí puedo sentirme orgullosa es de estar en posesión y ejercer la sentencia "docere et delectare"de Horacio.Otro de los grandes honestos de la historia,al igual que Cicerón,que indicaba en su Ars Poetica o Epístola a los Pisones el arte de la composición literaria.Enseñar y deleitar a la vez es lo que debemos perseguir porque con ese tandem perfecto,los alumnos llegan a aprender disfrutando y lo aprendido perdura en la memoria.
La última clase no se da,ni este comentario se va a cerrar porque debo seguir aprendiendo de la experiencia y tengo que llenar todo este espacio vacío que queda.Gracias Cicerón.
A vosotros discipuli.
Vale.

domingo, 14 de junio de 2009

3 Comments:

a.o. said...

Me gustó.

Hoy comienzo a dar la clase de Historia de la Iglesia por tercer año consecutivo a un grupo de bachillerato.

A ver qué tal me va.

Anónimo said...

Qué mama da esos consejos, pinche vola de uebones de mierda

Anónimo said...

Prima romanum non dispensatum me lo dijo el profesor de historia de la filosofía fuera de la clase porque no fue a su última clase en cou

 
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