LA LÍNEA DEL HORIZONTE

Los griegos siempre han sentido una gran estima por el agua, algo sólo comparable a metales preciosos como el oro o el sol, como otra fuente de vida y de energía.

"Lo mejor el agua.Y el oro como fuego incandescente se destaca de noche sobre la soberbia riqueza.Mas si es cantar unos juegos lo que anhelas, no busques ya de día con tu mirada por el cielo desierto un astro esplendoroso más ardiente que sol,y no podremos hablar de certamen más ilustre que el de Olimpia" (Olímpica I,1)

A Posidón le estaba asignado este dominio y no sólo era el dios del mar sino también de los maremotos, todas extensiones de agua (dulce y salada) y de los terremotos.Sí, de los terremotos, ahora que por desgracia, está tan vigente la catástrofe natural que ha asolado a ese pueblo,quemado por el carro del Sol, que no ha dejado de ser esclavizado en ningún momento a pesar de ser un paradigma de la abolición de la esclavitud.

El mar nos ofrece riquezas y con las mismas nos las arrebata.Posidón se enfurece por la hybris de los humanos y nos castiga, pero lo injusto de las decisiones divinas es la naturaleza de los castigos.Los pescadores saben lo que es el mar y lo enfurecido que puede llegar a ponerse su soberano.Ayer escuché a unos pescadores decir eso mismo en una impresionante playa. Seguro que estaría repleto de tritones y nereidas que vigilaban el fondo del mar, por eso, las capturas fueron poco numerosas.




El mar,a su vez,ha sido inspiración para tantos literatos griegos, como Panayiotis y Alejandro Sútsos o Kavafis,y para tantos otros que no podemos llegar a ese grado de creación poética. No hay mejor imagen que la de un amanecer en la orilla del mar divisando la línea del horizonte enrojecida por el dios Sol que refleja múltiples colores en la extensa laguna salada.

Rafael Alberti escribió extensos versos sobre el mar y él entendió el deseo del hombre por divisar el horizonte,esa extensa línea que separa el cielo del mar.

Hombres de mar,
eterno buscador que nunca encuentra,
en el horizonte azulado del cielo y mar
eternas despedidas, regresar quizás,
partes siempre mirando el horizonte
pero con la mente, en lo que dejas atrás.

La tierra no es más que un momento,
una noche que recordar,
entre el cielo y el mar puedes volar,
eterna oscilación de lo que fue y lo que vendrá.

Hombres de mar,
sin lazos que te aten, pero al mar no dejarás,
hermosa trinidad que da paz; cielo, hombre y mar,
hermosa pero muchas veces sufrida,
porque el hombre es para la tierra
y tú conquistas el mar.

Hombres de mar,
cuando en puerto estrujas la noche
de licores, vino y mujeres,
pero lo tuyo no haz de dejar,
y zarpas con la vista al horizonte
recordando lo que en blanca estela dejarás.

Tu hogar no tiene fronteras
porque tu hogar es el mar,
sangre del espíritu aventurero
que nos tocó llevar.

Hombres de mar,
eterno buscador que nunca encuentra,
en el horizonte azulado de cielo y mar.

domingo, 17 de enero de 2010

 
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